domingo, 25 de octubre de 2015

LA RESPONSABILIDAD EN LA VIDA COTIDIANA 

 No es algo sencillo, pero si es factible de ser percibida en la vida cotidiana, especialmente en su aspecto negativo. Puede definirse como una obligación, moral o legal del cumplimiento de deberes. En otras palabras es un signo de madurez, ya que el cumplimiento de una obligación implica esfuerzos por realizarlos y el no lograrlo genera consecuencias.
valor humano: responsabilidad
De esta afirmación podríamos testificar que, otro concepto fundamental tiene una implicancia directa con la responsabilidad. Ella es la confianza, debido a que somos leales y tenemos fe en aquellas personas que cumplen con lo que han prometido.
 Gracias a la responsabilidad, podemos convivir tranquilamente en una sociedad, desde todos sus ámbitos: familiar, amistoso, profesional o personal. Por todo esto decimos que ella es un valor.  
Y además debe ser algo estable. ¿Por qué? Por que, el origen de su opuesto (la irresponsabilidad) se da justamente en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Ocasionalmente podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien, pero cuando esta comienza a ser más continua, comenzamos a perder confianza en la persona a la cual le asignamos los deberes. El tema aquí esque posteriormente las consecuencias de ellas son muy altas.
 Pero nos preguntaremos hasta aquí, ¿qué es ser responsables? Actuar con responsabilidad implica asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, tanto buenas como malas. Además es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo a una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos sus sentidos, sin necesidad de que nos den una orden.
 Sabemos que es difícil de alcanzar, pero la responsabilidad vale la pena. Es un valor porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. Y como todos los valores, es un cimiento para fortalecer nuestra convivencia social y personal.
 Siempre podemos hacer algo para mejorar nuestra responsabilidad; como por ejemplo, reflexionar sobre todo lo que hacemos y nos comprometemos, ya que debemos saber que las consecuencias reales de ello influyen directamente sobre nosotros. Además debemos alcanzar de manera estable y habitual que nuestras acciones concuerden con las promesas y obligaciones realizadas.  
Y algo fundamental a tener en cuenta, es ayudar o en otras palabras educar a las personas que nos rodean, a que adquieran también este valor de la responsabilidad para que todo funcione mucho mejor. Pero, ojo!! No tomemos el camino mas sencillo, el de dejar pasar las cosas, porque eso sería justamente caer en la irresponsabilidad de no cumplir con nuestro deber. Debemos hacer de la responsabilidad un correcto aprendizaje.
 El desarrollo de la capacidad de responder por los propios actos (incluyendo aquellos que han sido involuntarios o accidentales), está vinculado al logro de la autonomía personal que adquirimos desde niños, y a la comprensión cabal de que existe una relación entre causas y efectos. Esto se debe a que la maduración afectiva e intelectual desde esa etapa de desarrollo, es en donde uno comienza a abandonar las conductas impulsivas propias de la infancia y adquirir la posibilidad de reflexionar antes de actuar. 
Asegurarnos de que todos podamos convivir armónicamente, es nuestro deber, solamente nos obligamos  a realizar todo lo que este a nuestro alcance para lograrlo. Ello es así, ya que vivir la responsabilidad no es algo cómodo, pero tampoco lo es el corregir a un irresponsable.  
Sabemos que es difícil, pero es algo que vale la pena intentarlo. ¿Te pusiste a pensar? Te preguntaras que, pero es simple. Si todos colaboraríamos con un pequeño granito de arena en vivir y edificar la responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo, serían totalmente diferentes al que hoy poseemos.
 Las pequeñas responsabilidades diarias, nos preparan de a poco para ir asumiendo responsabilidades mayores. Si actuamos responsablemente, logramos algo muy importante, quenos hace crecer: la confianza en nosotros mismos, y la confianza de los demás. Actuar de esta forma, además permite elegir con libertad, y actuar cada vez con mayor independencia y seguridad en nuestras propias decisiones.

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